Sentimos un fuerte apelo que viene del Corazón de Jesús y del Corazón de María Santísima a vivir intensamente entre nosotros y a testimoniar a todos con alegría, a los pobres, a los pequeños y a los que no tuvieron un verdadero encuentro con Dios o se alejaron de Él, para que sean libertos de la esclavitud del pecado, sanados de las heridas del alma y recibir la vida en plenitud. Somos convencidos que el cariño no es apenas un "adorno" del amor, pero una expresión de su esencia.
Es para nosotros una gran alegría y satisfacción que compensa todo trabajo, vernos las personas retornaren a Dios, readquirir la esperanza, descubrir en la Comunidad, pequeña porción de la Iglesia una verdadera familia espiritual y tomar una decisión radical por el Señor.
Es una alegría tener un contacto directo con los jóvenes, no solo en ocasiones especiales, pero en el cotidiano, especialmente con aquellos que más adentraron en el mundo y verlos retornar a una vida de oración, dejando así los vicios.
Es una alegría el desafío de luchar con personas cubiertas de heridas, de problemas y educarlas en el arte de la oración y de la comunión, y tornarlas testigos del amor. Es una alegría poder ver la realización de la obra de la Comunidad mismos entre dificultades y en tiempos largos, no externamente, pero en la madurez de los consagrados, especialmente de los que ya fueron "vacunados" por las primeras probaciones que tales pueden ser llamadas y quedaren de pie asumiendo responsablemente y fielmente, según el carisma de los fundadores y sus cargos.
Es una alegría poder trabajar en la paz, en la concordia y en la sencillez. Alegrarnos de poder superar los desafíos como de la organización sin perder la genuinidad, la agilidad y la prontitud de los comienzos. Es una alegría poder llevar almas al Corazón de Jesús por medio de nuestro carisma: Vivir y testimoniar con alegría el AMOR Y LA COMPASIÓN DEL CORAZÓN DE JESÚS, para con los pobres y los que sufren las consecuencias del desamor y del pecado, conducidos por la ternura del Corazón Inmaculado de María, Madre de Dios y Madre nuestra.